
En total fueron más de 60 horas de viaje las que tuvo que soportar el equipo español, desde que en la tarde del miércoles pusiera rumbo a España a través de un ferry desde Helsinki hasta Estocolmo (Suecia), para después hacer lo propio hasta Dinamarca y dirigirse en autobús hasta París (Francia), desde donde pudieron por fin volar en la noche del jueves hasta Madrid.
"La verdad es que es algo que pocas veces, por fortuna, se llega a vivir, pero lo más destacable fue el buen ánimo con el que se tomaron los jugadores y toda la expedición esta serie de contratiempos, a pesar del enorme cansancio que supone", señaló.
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