Las denuncias sobre la presunta manipulación de partidos internacionales en el balonmano europeo se van desvaneciendo, a pesar de que persisten dudas y muchos interrogantes abiertos. Las dos personas que más fuerza dieron a la denuncia de que el múltiple campéon alemán THW Kiel compró a árbitros para que favorecieran al equipo, no se retractaron, pero hoy le quitaron presión a la bomba de tiempo.
Dieter Matheis, integrante de la comisión directiva de la Liga Alemana de Balonmano (HBL), fue el hombre que destapó lo que parecía convertirse en un escándalo mayúsculo a nivel continental, al presentar una carta pidiendo que se investigaran los indicios sobre casos de soborno, entre ellos el de la final de la Champions League europea de 2007, que ganó el Kiel. En las últimas horas, Matheis quitó presión al asunto al señalar que se daba "por satisfecho" con los ejecutivos del club involucrado, quienes en varias reuniones de urgencia de la HBL aseguraron que "las sospechas eran infundadas y no tenían ningún asidero". "Con eso me quedo tranquilo", apuntó Matheis su cambio de parecer.
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