
Una defensa muy parecida a la que España ya padeció ante Túnez y que tantos problemas causó al equipo español, que deberá ahondar en la ligera mejoría que mostró en ataque ante Alemania, en especial, en los últimos minutos, en los que por primera vez en el torneo pudo conectar con el pivote Julen Aguinagalde.
La figura del jugador del Ciudad Real se antoja decisiva en un choque en el que España no debería sufrir, si logra aprovechar los espacios que deja la adelantada defensa egipcia, para surtir de balones al pivote guipuzcoano.
Menos dificultades se prevén en defensa si el conjunto español sigue manteniendo el excelente nivel que ha mostrado en los últimos partidos, en los que España ha cimentado sus triunfos en una inexpugnable defensa, que se ha convertido en la imagen de marca de este equipo.
Un entramado defensivo al que tan sólo le ha faltado hasta el momento una mayor aportación de la portería, a priori una de las líneas más solidas de la selección, en especial de Arpad Sterbik, que tendrá ante Egipto la oportunidad de reivindicarse en este campeonato.
Lejos queda ya el título de campeón júnior conquistado en 1993 o el ilusionante 1999, en el que Egipto, dirigido entonces por el español Javier García Cuesta, se creyó en condiciones, dada su condición de anfitrión en el Campeonato del Mundo, de convertirse en el primer equipo no europeo capaz de ceñirse la corona universal.
Un sueño que a punto estuvo de hacerse realidad dos años más tarde en Francia, donde Egipto de la mano del ex jugador del Ciudad Real Husseim Zaky, elegido mejor central del torneo, se convirtió en la primera selección no originaria del viejo continente en alcanzar las semifinales de un Mundial.
Once de los dieciocho jugadores con los que el técnico germano ha afrontado la última fase de la preparación mundialista, nunca han disputado un Campeonato del Mundo como consecuencia del cambio generacional en el que está inmerso el equipo egipcio.
Esperanzador futuro, que no está reñido con el presente que representan jugadores como los extremos Belal Awwad y Moustafa Sayed o el lateral izquierdo Mohamed Abdel Wares, sin olvidar, por supuesto, al lateral derecho Ahmed El Ahmar, la gran estrella del conjunto africano.
El jugador del Zamalek es, a sus 26 años, y ya con tres mundiales a sus espaldas, la principal referencia ofensiva de la selección egipcia, gracias a una explosividad, que le hace casi imparable en las acciones de uno contra uno.
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